Como primera reflexión quería hablar de una experiencia que viví estando de vacaciones en Almagro:
Una de las noches fuimos a disfrutar de lo que era un Corral de Comedias y poder ver una obra de las que se interpretaban en los siglos XVI y XVII.
Cuando entré en el corral me quedé alucinado de cómo nuestros antepasados podían utilizar algo tan simple como es un patio interior y transformarlo en una zona teatral.
Allí nos explicaron cómo se colocaban la gente, los campesinos se colocaban abajo del todo donde normalmente estaban todos de pie menos las dos o tres primeras filas que tenían bancos. En el primer y segundo piso se colocaban los nobles donde podía ver perfectamente la obra sin ser molestados. Pero lo más impresionante fue que encima del escenario habían también dos zonas cubiertas con cortinas, y es porque esa zona estaba reservada para los nobles que querían acudir a ver la representación sin ser vistos y es por eso que entraban con los actores por la puerta de atrás y se colocaban en esos balcones cubiertos para no ser reconocidos.
Este corral es el único que queda en pie en España de esa época, y después de prohibirse su uso, se convirtió en una cantina. Fue a mitad del siglo XX, cuando se descubrió que todavía quedaban los pilares de madera, gracias a una baraja de naipes que apareció de 1725. Su restauración nos permite hacernos una idea de lo que podía ser el teatro de la sociedad española antes de que lo prohibiera Fernando VI.
Obra teatral
Escenario minutos antes de empezar la obra Corral lleno de espectadores